viernes, 19 de octubre de 2012

Aud, mejor amiga

Leí recién una entrada de un blog que me gusta muchísimo. Además de las ganas de vivir que me transmitió, vi que uno de los comentarios era de su papá. Las palabras de amor que le dedicó son indescriptibles, de esas que llenan el alma.
Hoy le pasé la dirección del blog a mi mejor amiga, Aud. No pensaba pasárselo a nadie, por las razones lógicas. Igual no creo que se lo pase a alguien más, sino perdería mucho de lo que es para mí. Me preguntó si escribí alguna entrada sobre ella, le respondí que no (no tengo entradas sobre nadie, salvo G y algún que otro salame), y me quedé pensando en eso. Hay algo que sí me gustaría escribir sobre ella.
Una de las veces que fui a su casa, su papá estaba tocando en el bajo una canción, creo que de Led Zeppelin, y ella la cantaba. Hacían un buen equipo, sonaban muy bien, disfruto mucho de la música y la pasé bárbaro. Lo que más me gustó fue la mirada con que el papá miraba a Aud. Era dulce, llena de amor, orgullo y cariño, de alegría por poder compartir algo tan lindo con su hija mayor.
Hay padres que son muy buenos, otros que son muy malos, y la mayoría anda por el medio. Creo, sin saber casi nada de uno, y absolutamente nada del otro, que si no son muy buenos, le pegan cerquita.



sábado, 13 de octubre de 2012

Ufa

Yo te quiero. No te lo digo porque tengo ese no se qué de los-flacos-se-espantan-con-los-te-quiero. No te lo digo ni te lo pienso decir. Ojo, estoy bien así.
Me encanta que me prepares café siempre, aunque vos no tomes porque no te gusta. Es un gesto tierno.
Adoro que compres siempre chocolate.
Y cuando sonreís te juro, te juro que derretís a todo el mundo.

Ahora, ¿podés dejarme ganar al jueguito de computadora que jugamos aunque sea UNA vez? Lo más cerca que estuve fue empatar.
Voy a practicar, y ya vas a ver.

viernes, 12 de octubre de 2012

Gatito

Desde que cuasi convivo con G, convivo por añadidura con su gato. Es un bichito lindo y simpático, sólo me molesta que me llene de pelos o que me pida comida a maullido pelado cuando recién me despierto, pero lo compensa siendo cariñoso y compañero. Se acuesta en mi falda cuando estudio, viene a la mesada de la cocina mientras lavo los platos, y a  la mañana me camina por la espalda y las piernas para que me levante. Pasé a ser la única que lo alimenta así que el gato prácticamente anda atrás mío todo el tiempo, buscando comida o que le rasque atrás de las orejas, y la verdad es que me encanta.
Pero no sabía que eso de que los gatos vomitan pelo era verdad.
Ayer estaba acostada leyendo, G había ido a comprar chocolate, estaba concentradísima y absolutamente sumida en el capítulo de Jon Snow (qué se yo... los libros que tiene este pibe en la casa) y de golpe escucho que el gato hace un ruido espantoso, como si se estuviera ahogando. Lo primero que pensé fue "la puta madre, ¡se me muere el gato acá!". Revoleé el libro, quise salir de la cama corriendo, me enredé con la frazada, lo que hizo que perdiera el equilibrio, me caí contra el placard (de cabeza, por supuesto; la gravedad no va de la mano con la buena suerte), puteé a los cuatro vientos, al libro, a la frazada, al placard y al gato que seguía sonando a que iba a espilchar. Me saqué de los pies la colcha, y cuando estoy llegando al comedor lo veo a G que llega, me mira; yo, agarrándome el chichonazo que seguro me iba a quedar, con el pelo hecho una maraña, con el boxer para dormir medio por las rodillas, y le grito "¡EL GATO SE ESTÁ MURIENDO!". Se ríe, a carcajadas, a gorgoteos, me abraza y se sigue riendo, se le cayó el chocolate de la risa, no entiendo nada, quiero que agarre al gato porque se va a terminar de morir y me dice "Pero Juli... estaba escupiendo una bola de pelo, ¿ves? no le pasó nada". 
Miro al gato y al charco que acababa de vomitar, el flaco había pasado a limpiarse las patitas con la lengua. Estaba lo más bien. Pedazo de alarmista resultó ser.