lunes, 17 de junio de 2013


Te espero en un café. Me siento contra la pared, de modo que pueda ver la puerta para tener tiempo desde que te veo hasta que te sentás de prepararme emocionalmente, aunque sea un poco. Siempre llego una hora y pico antes del horario que acordamos, porque necesito pensar de qué te puedo hablar para lograr sacar el tema que importa, para poder decirte lo que me pasa. Tengo una lista mental de lo que te diría, pero no tengo las palabras exactas. Ni la forma. En realidad, el problema es que no puedo siquiera pensar en todo lo que te quiero decir sin que me agarre un ataque de llanto. Por la rabia, la impotencia de saber que no puedo hablarte, y que aunque lo lograra sería inútil.
Pienso mientras revuelvo la espuma del café con leche.
Veo tu gorro pasando por afuera del local, a través del vidrio. Se me hace un nudo en la garganta, en el estómago. Ya me siento mal. Me arrepiento. Nunca es lindo verte.
Entrás, me ubicás y te sentás.
- Juli, sos siempre muy puntual, ¡es bárbaro! ¿Cómo te fue en la facu ayer?
- Todo bien, genial (mentira, no fui, me quedé dormida porque salí con unos amigos a festejar que lo que tenía era anemia y no era nada grave, me tomé todo lo que tuve a mi alcance y me quedé dormida en el pasillo del departamento de una amiga, pero para qué te voy a contar). Muy útil. ¿Vos? ¿Ya paseaste?
- Sí, imaginate, estoy como un turista, sacando fotos, viste que hace años que no venía acá.
- Claro, me imagino. Seguro te perdiste bastantes veces.
- No, pero con la sube me hice un lío bárbaro, no sabía cómo meterla en el subte...
- Jaja, es lógico.
- Bueno, ¿viste el frío que hace? Vino de golpe, ¿no?
- Sí, terrible (Hace un año que no te veo. ¿No me vas a preguntar cómo estoy? ¿Cómo me llevo con mis cosas? ¿Si tengo amigos, novio, perro?). Pedite algo, en un ratito me tengo que ir.
Te pediste un café. Charlamos otro par de porquerías más. Quiero llegar a casa, que G me abrace y jugar con el gatito y comer helado y perder al Age y y y...
Me pongo la campera, la cartera, pago el café con leche.
- Bueno Juli, que lo pases lindo, te quiero.
- Yo también. Feliz día, pa.