jueves, 19 de enero de 2012

Placeres de la vida I

Vas caminando apurada, al súper, por ejemplo. Ves un vestido en la vidriera. Es lindo. Lo mirás bien; es hermoso. Te acercás y entornás los ojos para ver el precio, seguro es carísimo, seguuuro, te parece razonable. Entrás.
Vendedora:- Hola, ¿te puedo ayudar en algo?
Vos:- Sí. Quiero ese vestido.
Vendedora:- Síii, te lo muestro.. (se acerca al maniquí para sacarlo) es el único, y viene en talle único. ¿Te lo querés probar?
Vos:- seguro no me vaaaaaa, seguuuro, sí, dale, gracias.
Te dirigís al probador, sin mucha confianza. Lo mirás en tus manos, qué lindo que sos pero no me vas a entrar, te lo ponés, te empezás a cerrar los botones y..
¡¡¡¡TE VA BÁRBARO!!!!
Y no sólo que te entra, sino que te queda bien, genial, espectacular,
Salís del probador, vas a la caja, te lo comprás sin pensarlo dos veces y salís con tu vestido fantástico dentro de una bolsa de cartón.