Creo que una de las peores cosas que podés sentir de otra persona, es indiferencia.
Siempre te lo dije. Prefiero que me putees, que te enojes, que te ofendas; pero que no me hables nunca más de un día para el otro, la sola idea, me daba pánico.
Hoy ya pasó mucho tiempo desde que tomaste esa decisión. Cada uno hace lo que puede con lo que tiene. Pero entenderte no hace que duela menos.
Y todos, todos los días, tienen ese momento en que daría todo por volverte a escuchar.
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