Una amiga hace unos años tuvo depresión (la medicaron, recibió tratamiento psicológico y psiquiátrico). A mi me llamó la atención el no haberme dado cuenta de que le estaba pasando algo así.
Luego de que se recuperó le pregunté si, antes del peor momento, sentía o percibía que algo andaba mal. Me explicó que es como la historia (bastante macabra) de la cocción de las ranas: que si se las pone en agua hirviendo en seguida saltan, pero si se las coloca en agua fría y se le va subiendo la temperatura al agua de a poco, mueren cocidas, porque no perciben los cambios de temperatura leves. Y lo que a uno le pasa es eso: no se inmuta ante pequeñas modificaciones, sino que se da cuenta del problema cuando ya el acontecimiento es grave.
Hoy me puse a llorar porque se me cayó un paquete de fideos al piso. Lloré desconsoladamente sentada en el suelo, con la cabeza apoyada en el lavarropas, mirando los pocos tirabuzones que habían salido disparados del envoltorio, y yacían sobre las baldosas.
Evidentemente algo me está pasando (sé que tiene que ver con que no quiero vivir en la ciudad en la que vivo; de todas maneras ya en seis meses me vuelvo a Capital), pero no sé exactamente qué es. Y no me preocupa mucho, ya me voy a enterar.
Eso es lo que me asusta. Creo.
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